Origen de los centros de autoacceso.
Ambientes de aprendizaje sin límites de espacio, tiempo y recursos. |
Ocasional y paulatinamente se empezaron a emplear estos laboratorios de manera individual por los alumnos, quienes asistían cuando su tiempo se los permitía con la intención de trabajar con el material de su preferencia, dándose lugar a las etapas iniciales de la autoinstrucción.
La metodología que prevalecía en estos laboratorios para aprender idiomas era el método Audiolingual, que se desprendía del conductismo, el cual explicaba que el aprendizaje dependía de tres elementos: un estímulo, una respuesta causada por el estímulo y un refuerzo; de manera que se formaran hábitos, o bien que se asegurara la repetición de la respuesta. Las actividades más comunes bajo este método eran la repetición, la inflexión, la sustitución, reestructuración de oraciones, completar oraciones, la transposición, la expansión, la contracción, la transformación y la integración, entre otras. Estas técnicas primero se utilizaban en forma oral para después pasar a la escritura (Richards y Rodgers, 2001).
En este contexto, se dice que los laboratorios ya no satisfacían las expectativas y empezaron a ser descuidados (algunos factores señalan al profesor mismo, así como manifestaciones en una falta de capacitación para el manejo de las consolas) o bien pasaron a funcionar como “bibliotecas” lo cual sugería algún tipo de autoacceso (Gremmo y Riley, 1995:156), apareciendo nuevas formas de apoyar al estudiante.
Los primeros centros de autoacceso como tales aparecieron junto con un cambio importante de la metodología en la enseñanza de idiomas, el cual significó, según algunos autores (Gremmo y Riley, 1995), la contraposición al método Audiolingual. Este nuevo enfoque es conocido como el Enfoque Comunicativo que apareció a finales de los años setenta, afianzándose en los ochentas influyendo hasta el día de hoy. Este enfoque se basa en una visión comunicativa del aprendizaje de lenguas y promueve los siguientes principios: Los estudiantes aprenden un idioma para comunicarse a través de su mismo uso; el objetivo de las actividades que se realizan en el salón de clases debe ser la comunicación significativa y auténtica, impactando fuera del aula; la fluidez es un factor importante en la comunicación; la comunicación incluye la integración de diferentes habilidades del lenguaje; y el aprendizaje es un proceso de construcción creativa e incluye el ensayo y el error (Richards y Rodgers, 2001, p.172). Este enfoque respondió a la búsqueda de métodos más humanistas hacia el aprendizaje donde el alumno fuera considerado como una persona con sus propias características, necesidades y bagaje cultural.
Otra de las circunstancias que provocó la aparición de estos centros de autoacceso fue la necesidad de ampliar la cobertura de los cursos de lenguas, de inglés principalmente, para responder a diferentes tipos de necesidades y propósitos (Benson y Voller, 1997). Este idioma se consideraba hasta hace unos cuantos años como la lingua franca que permitiría a personas de diferentes países comunicarse, compartir el conocimiento y llevar a cabo transacciones económicas (Crystal, 1997); sin embargo hoy en día, con el intercambio global, ya no se piensa solamente en el idioma inglés sino también en otros idiomas tales como el francés, el español, el japonés, y el chino.
El desarrollo tecnológico se considera un detonador en la aparición de los centros de autoacceso debido a que la tecnología se visualizó como un apoyo importante en el aprendizaje de idiomas y gran promotor de la autonomía de dicho aprendizaje (Gremmo y Riley, 1995). Fue en los años ochenta cuando se dió esta importante expansión del uso de la tecnología en la enseñanza y el aprendizaje de idiomas marcando así una nueva era en este campo (Lonergan, 1991). Desde esta década los profesores, alumnos, administradores y casas editoriales le apostaron a la tecnología para favorecer un mejor aprendizaje de idiomas; ejemplo de esto fue el video y la computadora. El uso de video se concibió como una herramienta que mostraría diferentes modelos de comunicación, estimularía la producción del idioma, desarrollaría las habilidades de comprensión auditiva, entre otras cosas (Motteram y Slaouti, 1997). La computadora, por su parte, presentó las características del video aunadas a la posibilidad de la interactividad, el contacto directo a través de la Web, y la multiculturalidad.
Uno de los primeros centros de autoacceso es el del Centro de Investigación y Aplicaciones Pedagógicas de Lenguas (CRAPEL) de la Universidad de Nancy en Francia en 1974, el cual surgió como un experimento para el desarrollo del autoaprendizaje en los aprendices de idiomas auspiciado por el Consejo de Europa. Se fundó con 2 objetivos principales, formar al alumno en la lengua meta y en el aprendizaje autodirigido (Holec, 1979). De esta manera fueron surgiendo otros grandes proyectos alrededor de esta idea en Gran Bretaña, Hong Kong, América Latina y en Australia por mencionar algunos países y continentes. Es difícil hoy en día verificar dónde hay y dónde no hay centros de autoacceso ya que en las conferencias internacionales sobre la enseñanza de idiomas se presentan ponentes de muchos lugares exponiendo sus experiencias sobre el tema. Es evidente que los centros de autoacceso se han expandido por todo el mundo y que traen consigo la idea del desarrollo del autoaprendizaje en los usuarios, lo cual es parte de un debate actual y constante.
El Autoacceso y sus implicaciones
Existen diversas definiciones sobre lo que es e implica un centro de autoacceso. Gardner y Miller (1999) los definen como un sistema de aprendizaje de idiomas que involucra diversos elementos tales como: a) recursos (materiales, actividades, tecnología; personas (asesores académicos, tutores del lenguaje, administradores y otros estudiantes), b) administración, la cual permite la coordinación y planeación sobre el funcionamientos del centro, c) un sistema de control y apoyo al estudiante, d) capacitación del usuario y del personal, e) la tutoría, f) la autoevaluación, g) la retroalimentación del aprendizaje; h) la evaluación del centro y la i) el desarrollo o adaptación de materiales de autoaprendizaje. Estos autores también mencionan en su explicación de los centros de autoacceso a la individualización debido a que es importante reconocer las diferencias entre los usuarios, esto es sus estilos, estrategias y necesidades de aprendizaje de manera que se les pueda apoyar de manera particular.
Estudio en autonomía no es sinónimo de estudio aislado. |
Algunos autores como Dickinson (1987), Sheerin (1997) y Benson (2001) describen los centros como los lugares ideales para el desarrollo del aprendizaje autónomo dado que brindan las condiciones adecuadas para su desarrollo; por ejemplo, los alumnos pueden decidir qué hacer, lo cual implica definir objetivos e identificar las áreas en las que se quiere trabajar, ubicar el material y la tecnología adecuada para lograr los objetivos ya definidos (Dickinson, 1993); determinar el tiempo que dedicará al estudio e identificar su propio avance a través de las opciones de retroalimentación de los materiales, sin olvidar el acompañamiento que tendrá para convertirse en un “estudiante independiente”, por parte de los asesores académicos. Sturtridge (1997) asevera que los centros de autoacceso no desaparecerán debido a este aporte educativo.
Los centros de autoacceso en México
Los centros de auto-acceso en México aparecen en la década de los noventa como parte de un proyecto que desarrollaron el Consejo Británico y la Secretaría de Educación Pública que involucraba el apoyo a las universidades públicas.
Se implementaron 33 centros prototipo entre 1993 y 1997 en 33 universidades diferentes, las cuales a su vez posteriormente crean otros tantos (Grounds, 2002). La mayoría de estos centros abren con dos objetivos en mente: fomentar el trabajo autónomo y ampliar la cobertura de la enseñanza de idiomas en sus instituciones. Este último objetivo es muy importante ya que es por aquellos años que el aprendizaje de idiomas extranjeros se considera en los modelos educativos de las universidades públicas y se ubican estrategias que les ayuden a lograr esta meta. Algunas universidades los abren como apoyo de los programas institucionales en la enseñanza de lenguas, y otros como centros de aprendizaje autónomo. Hasta la fecha se siguen inaugurando este tipo de centros en las universidades públicas, habiéndose hecho ya extensivo a privadas, y en preparatorias principalmente (en la UAEMéx, este proyecto se fortalece a través del Programa Institucional de la Enseñanza de Inglés – PIEI).
El Cele UNAM realizó un esfuerzo importante en 1999 para ubicar a los cetros de autoacceso y hacer una descripción de los mismos. En este trabajo se localizaron 60 centros de autoacceso lo cuales tenían diversos objetivos tales como la practica de los idiomas y complemento de estos cursos, en otros casos el objetivo era fomentar el aprendizaje autodirigido, y en otros casos solamente ofrecer recursos para el aprendizaje y enseñanza de idiomas o bien una combinación de estos objetivos. En la actualidad, haciendo una consulta a los sitios web de diversas universidades, se observa que se concibe al autoaprendizaje como un medio para lograr el aprendizaje de un idioma y en otros como un fin. Los siguientes son ejemplos de esto:
“Proporcionar a los estudiantes herramientas de auto-aprendizaje para la adquisición de competencias en una lengua extranjera”. (UAEH)
“El objetivo de el Centro de Autoacceso es el de promover la autonomía en el aprendizaje del idioma inglés” (UASLP)
“La creación de este tipo de espacios académicos radica en el empeño de nuestra universidad de proporcionar a la comunidad universitaria un lugar que conjunte el recurso humano (asesor pedagógico o tutor del lenguaje), los recursos didácticos y de información para favorecer, incrementar y desarrollar, a través del estudio autónomo, un aprendizaje significativo de la lengua extranjera.” (UAEMéx)
Los centros de autoacceso en México han funcionado como espacios donde se ofrecen materiales y diferentes tipos de actividades para que los alumnos fortalezcan el dominio de una lengua, o aprendan idiomas fuera del contexto áulico, o como complemento del mismo. Se han manejado como espacios donde los alumnos realizan trabajo remedial, refuerzan lo visto en clase, donde desarrollan las habilidades que deseen, donde se preparan para presentar exámenes de certificación de idiomas tales como el CENNI, CAMBRIDGE, TRINITY, TOEFL o IELTS. También han funcionado como centros de consulta donde los alumnos investigan temas en libros especializados.
El CAA está integrado por 3 elementos primarios: el recurso humano, los recursos didácticos, y los recursos materiales (equipo y mobiliario) para cada área. Los espacios son asignados de acuerdo a las capacidades del centro, el tipo de actividad a realizar, y el propósito específico. (Trujillo, 2010)
Las áreas que casi todo centro de autoacceso tiene en la actualidad son: la de audio, video, multimedia, conversación, escritura y lectura, asesoría, materiales, elaboración de materiales, y algunos más innovadores cuentan con un espacio para karaoke, como es el caso de los de la UAEMéx.
A casi dos décadas del surgimiento de los primeros centros en este país surgen algunas preguntas tales como hasta cuándo estarán vigentes estos centros o cuál será su futuro, desaparecerán. Estas preguntas nos llevan a reflexionar sobre el papel actual que cada uno de los centros tienen en las diferentes instituciones ya que la mayoría de los centros han pasado por procesos de aceptación y de adaptación. Seguramente ya no funcionan o son vistos de la misma manera que cuando fueron implementados, y muy en especial aquellos que fueron implementados a raíz de una política educativa y no por iniciativa propia. Para darle forma a esta reflexión se mencionan a continuación algunos retos que una autora de reconocimiento internacional presenta en 1997 y que por su importancia podrían seguir vigentes.
Retos de los centros de autoacceso
Uno de los grandes retos de los centros de autoacceso es lograr que se consoliden y que se desarrollen con éxito sin importar el contexto en el que se les ubique. Para asegurar lo anterior Sturtridge (1997), una de las principales defensoras y críticas del sistema de autoacceso, plantea 6 puntos para que un centro de auto-acceso tenga éxito basándose en su experiencia como consejera en el establecimiento de numerosos centros de autoacceso alrededor del mundo incluyendo los centros de autoacceso mexicanos. Estos aspectos son: el manejo de la innovación, brindar instalaciones adecuadas, la formación y el desarrollo del personal, la formación y desarrollo del alumno, la consideración de de las fortalezas culturales de los alumnos, y la existencia de materiales adecuados.
El manejo de la innovación se refiere al hecho de que con frecuencia la decisión de la implementación de un centro es tomada por las autoridades sin que haya participación del profesorado. Esta situación normalmente causa intranquilidad, como todo elemento innovador que se introduce en una institución educativa. Por lo tanto la manera en que se maneje la apertura del centro será un factor determinante en la aceptación o rechazo del mismo. Rogers (1995) nos dicen que la percepción que tengan las personas de lo nuevo determinará su aceptación o rechazo.
El segundo punto son las instalaciones, las cuales se recomienda que sean de fácil acceso, con recursos didácticos, tecnológicos pertinentes y actualizados, así como un plan de mantenimiento preventivo-correctivo.
Me he encontrado |
El cuarto que atañe a la formación del usuario del centro es importante debido a que el estudiante debe tomar en cuenta sus estilos de trabajo de manera que pueda relacionarlos con el trabajo que realizará en el centro. Profesores ajenos a este tipo de espacios, o con pocos conocimientos sobre la conceptualización de estos espacios, tienden a creer que la formación del usuario se puede llevar a cabo en una sola sesión, a lo cual los asesores pedagógicos responden que esto no es suficiente, sobre todo si se pretende trabajar con los hábitos, habilidades y estrategias de aprendizaje que le permita al alumno una actitud intelectual positiva hacia su propio trabajo académico, por lo tanto se debe complementar con acciones de seguimiento a esa capacitación inicial.
El quinto aspecto tiene que ver con tomar en cuenta las costumbres de aprendizaje del alumno ya que es un error no hacerlo y cambiar su forma de trabajo de la noche a la mañana. Por ejemplo, el cambio que sugiere aprender en un grupo a aprender solo es muy abrupto ya que conlleva un cambio cultural muy grande en muchas sociedades entre ellas la mexicana.
El último punto son los materiales, pilares importantes ya que de ellos depende la aceptación o el rechazo de los alumnos hacia el centro. Los materiales con un enfoque basado en el autoaprendizaje son “materiales diseñados para que los estudiantes los usen de manera independiente” (Tomlinson, 1998, p. xii). Con mucha frecuencia se comete el error de incluir materiales que deben ser trabajados por el profesor y no de manera autónoma. Se recomienda incluir materiales que promuevan la práctica del idioma y el aprendizaje de estrategias que se puedan transferir a otras circunstancias de aprendizaje. También se sugiere que se incluyan actividades para ser trabajadas con los materiales de manera que el alumno se esfuerce un poco más y logre un aprendizaje más efectivo. Con estos 6 consejos Sturtridge (1997), espera asegurar que este sistema continúe siendo pertinente en los centros de idiomas y en el aprendizaje de idiomas.
Comentario final
Disfruto aprender |
Referencias
Material adaptado para propósitos académicos, de la ponencia magistral presentada en el VII Encuentro Nacional e Internacional de Centros de Autoacceso: “Innovación educativa y autoaprendizaje”. UABC. Mexicali, Octubre de 2008, María del Rocío Domínguez Gaona. (Jorge Roberto Trujillo Cabrera, UAEMéx, 2011)
Imágenes
Centro de Autoacceso de Lenguas Extranjeras en México, Directorio Descriptivo (1999). Universidad Autónoma de México. Centro de Lenguas Extranjeras.
Chamot, A.U. y O’Malley, J.M. (1993). Learning strategies in second language acquisition. Nueva York: Cambridge University Press.
Davis, E. C. et al. (1994). Helping Teachers Understand Learning Styles. English Teaching Forum. 33 (3), Julio.
Diaz Barriga F. y Hernández, G. (2002). Estrategias Docentes para un aprendizaje significativo, una interpretación constructivista. México: McGraw-Hill/ Interamerica Editores.
Dickinson, L. (1987) Self-instruction in Language learning. Nueva York:Cambridge University Press.
Gremmo, M. y Riley,P. (1995). Autonomy, Self-Direction and Self-Access in Language Teaching and Learning: The History of an Idea. System,23. Great Britain: Pergamon.
Richards, J y Rodgers T. (2001). Approaches and Methods in Language Teaching. Estados Unidos de America: Cambridge University Press.
Trujillo, J.R. (2010). Manual Académico-Administrativo del Centro de Auto Acceso de la Facultad de Lenguas. Manuscrito no publicado: UAEMéx.
UAEMéx (2010). Dirección de Aprendizaje de Lenguas. Disponible en: http://www.uaemex.mx/dal/
Imágenes
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